El huemul es un cérvido americano endémico del cono sur de América, existente sólo en pequeños grupos, principalmente en los ambientes cordilleranos de Chile y Argentina, asociado a la existencia de bosques y de terrenos escarpados.
El huemul es considerado una especie que enfrenta un serio grado de amenaza, tanto en Chile como en Argentina, debido a su disminución numérica y a la reducción de su rango de distribución original. El huemul chileno se encontraba entre la cordillera de Santiago hasta el Estrecho de Magallanes. En la actualidad se reduce a los núcleos poblacionales de los Nevados de Chillán (36ºS, Región del Biobío) en su límite norte, y por el sur a la Península de Brunswick (54ºS en la XII Región).
En los Nevados de Chillán, la presencia de huemul está asociada al bosque caducifolio de frontera, de montaña y altoandino, además de la estepa altoandina y humedales, con especies vegetales del tipo coigüe, roble, lenga y ñirre, además de las especies herbáceas asociadas.
En la XI Región, los sectores donde habita el huemul se circunscriben a laderas de exposición norte preferentemente, expuestas al Sol y a vientos dominantes. Laderas con acantilados y refugios rocosos de difícil acceso para el ser humano y/o animales domésticos; en laderas de masas boscosas denominadas “monte colgado”. Durante el verano, se encuentra en matorrales o renovales con hojas tiernas a no más de un metro de altura, y en lugares con ausencia de ganado y perros. En Aysén, el huemul, vive desde el nivel del mar, en sectores periglaciares occidentales, hasta los 1300 m.s.n.m en sectores sobre el límite vegetacional leñoso.
En ocasiones los huemules se reúnen en núcleos familiares. Normalmente se detectan individuos solitarios o formando parte de grupos pequeños de no más de dos o tres ejemplares, cuya composición es variable. Estos grupos pueden estar formados por una hembra y un macho adulto, acompañados en algunas oportunidades por un cervatillo del año o preadulto, o solo por hembras.
Parece ser que el huemul es un animal territorial. Un macho ocupa lugares delimitados por quebradas. De la observación de huellas y fecas se desprende que las hembras tienen mayor movilidad horizontal que los machos, lo que indicaría que podrían pasar a otros territorios, mientras que los machos caminan preferentemente en sentido de la pendiente, apostándose en lugares altos. Pero, la temporada del año influye en la preferencia de la especie por un hábitat determinado.
En invierno, debido al frío y a la nieve, el tamaño del hábitat disponible se reduce severamente y el huemul se ve confinado a lugares más bajos, prefiriendo zonas boscosas bajo el límite de las nieves, es decir, a los 1000 metros de altitud. Estos lugares son escarpados y rocosos, con gran número de quebradas y una compleja cobertura vegetal. Tal tipo de hábitat permite minimizar su visibilidad y aumentar sus posibilidades de escape y al mismo tiempo les sirve de resguardo de las tormentas invernales y como fuente de alimentación.
En primavera estos lugares son abandonados paulatinamente, dispersándose en busca de mejor alimento y de mayores alturas.
En verano, el huemul se traslada a zonas de mayor altitud, coincidiendo éstos con el límite altitudinal superior de las formaciones boscosas y el límite inferior de la formación de pradera andina. Así en el hábitat de la zona central (Chillán), en verano las plantas suculentas aumentan a mayor altura y están disponibles laderas boscosas de lenga y roble de exposición sur que le ofrecen abundante agua y temperaturas más bajas.
Al llegar el otoño va disminuyendo gradualmente el uso del bosque, desplazándose hacia el matorral de roble y chusquea, con vegetación herbácea.
En cuanto al área de Aysén, su hábitat se reduce casi exclusivamente al ecotono del bosque incluyendo aguadas, con un tránsito ocasional dentro del bosque y por zonas de escoriales carentes de vegetación. El ámbito de hogar para este lugar es de aproximadamente 3 km2.
La dieta del huemul está determinada por la disponibilidad de alimento a través del año, la que a su ves depende del clima, la estación del año, las características del terreno, los ciclos biológicos de los vegetales y de otras variables, principalmente ecológicas. Muchas plantas, que forman su dieta, se secan, pierden sus hojas y dejan de ser utilizadas, por lo menos, durante algunos meses.
En los Nevados de Chillán, la dieta anual del huemul está compuesta en un 46% por hierbas y en un 31% por arbustos. Las especies del estrato herbáceo corresponden a alstroemerias, geranios, orquídeas, violetas del monte y valeriana. Entre los arbustos, el maitén es su preferido.
Durante el invierno, disminuye la disponibilidad de hierbas y pastos, por lo que su alimentación se hace arbustiva consumiendo especies como maqui, maitén, roble, baccharis sp, además de quinchamalí.
En Aysén, según observaciones de verano, el chilco, la chaura, y el renoval de lenga son las especies preferidas.
Entre marzo y mayo se presenta la época de celo, a pesar de que ya en febrero los machos comienzan a mostrar conductas (disputas) que anuncian la llegada de ese período. El período de gestación dura seis a siete meses, al final del cual nace una sola cría. La época de pariciones está circunscrita a los meses de noviembre y diciembre.
Durante el primer mes de vida, el cervatillo es poco vigoroso y de andar inestable, permaneciendo oculto e inmóvil la mayor parte del tiempo, cambiándose de lugar luego de amamantar, conducta que es una estrategia para evitar depredadores. El destete se produce alrededor de los cuatro meses de edad. A partir del segundo mes, los cervatillos consumen con frecuencia alimento vegetal. El crecimiento de las crías es relativamente rápido ya que un macho de un año de edad alcanza el tamaño de una hembra adulta.
Esta especie está considerada en peligro de extinción a nivel nacional, a causa de la disminución de sus poblaciones tanto por la caza como por la alteración de su hábitat natural. Actualmente es una especie protegida por ley y su caza está prohibida.
Entre las causas de la merma poblacional del huemul están la destrucción o deterioro de su hábitat producto de los incendios forestales, las explotaciones de bosque nativo y el sobrepastoreo; la transmisión de enfermedades de los animales domésticos; la caza desde los inicios de la colonización; la competencia por recursos debido a la introducción de especies de mamíferos exóticos; las obras de infraestructura, además de la acción predadora del puma que podría afectar a las poblaciones muy pequeñas y fragmentadas.
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